Cuando el automóvil está parado, las láminas, controladas de tres en tres por un actuador, están abiertas en ambas entradas de aire frontales. Presuponiendo que no existe una exigencia mayor de aire de enfriamiento, las láminas se cierran a velocidades superiores a los 15 km/h y se vuelven a abrir en varias etapas a partir de 160 km/h (con la capota abierta o con el techo corredizo abierto a partir de 120 km/h). Con las láminas cerradas mejora la corriente de aire alrededor del frontal, mientras que se reduce la resistencia al aire y la fuerza ascensional en el eje delantero.

El control de la aerodinámica activa adapta el ángulo de ajuste del alerón trasero en función de la posición de las válvulas con el fin de garantizar en todo momento un balance equilibrado de la fuerza ascensional del eje delantero y trasero. Con la introducción de los motores turbo se le suma una nueva tarea al alerón variable: dependiendo del ángulo de ajuste, a través de la desviación de la corriente de aire se conduce adicionalmente aire a los canales de admisión del intercooler. Gracias a esto, existe la posibilidad de desplegar el alerón a altas temperaturas a partir de 60 km/h para aumentar el caudal del intercooler.