Porsche · Dossier de prensa digital

Evolución del diseño del 911
Evolución del diseño del 911
Tras el memorable diseño del 911 de F.A. Porsche, cada diseñador posterior implicado en la historia de la marca se ha visto enfrentado al gran reto de mantener la iconografía del 911 y transferirla, al mismo tiempo, al futuro mediante un lenguaje de formas conforme a la época. Cada generación de modelos lo ha conseguido – actualmente, el 911 es un deportivo absolutamente inconfundible.
El primer 911 determinó la forma básica que se mantiene hasta hoy. Algunos de sus rasgos característicos son las líneas laterales, el diseño de la zaga de tipo fastback, la forma de las ventanillas laterales, los guardabarros delanteros independientes y el plano capó situado entre ambos.

Tras el modelo original, en el año 1973 se dió el siguiente gran paso con el modelo G. A primera vista llamaba la atención el diseño de sus parachoques, pintados del color de la carrocería y rodeados por perfiles de goma, que integraban los intermitentes y, además, ofrecían fuelles laterales de plástico. Los parachoques eran el resultado de una nueva legislación en los EE.UU. que indicaba que, a velocidades de colisión inferiores a 5 km/h, no debían producirse costes de reparación. En respuesta a esta ley, Porsche fabricó los parachoques con un sólido metal ligero que, en los automóviles de EE.UU., podían fijarse al bastidor, de forma flexible, mediante un tubo parachoques o una construcción de muelles. Otros de los detalles del Carrera pintados del color de la carrocería eran los retrovisores exteriores y los biseles de los faros que, hasta entonces, habían sido cromados. Entre los faros traseros se ubicaba un panel rojo oscuro con el distintivo Porsche en negro. Dentro del modelo G, el 911 Turbo ha seguido manteniendo el diseño: uno de los detalles más llamativos es el gran alerón trasero con bordes flexibles de poliuretano. Junto con el ensanchamiento de los guardabarros y los retrovisores y los biseles de los faros pintados del color de la carrocería, el alerón trasero del Turbo le confirió al modelo un aspecto absolutamente individual. Este estilo Turbo pudo ser después aplicado a otros modelos de la gama 911; para algunos años de fabricación incluso también sin el gran alerón trasero. A partir de 1982, podía adquirirse opcionalmente el Turbo como “construcción plana”, de modo similar a la que Porsche ya había utilizado para los coches de carreras: los faros abatibles posibilitaron un capó plano. En 1982 se presentó, asimismo, el pionero 911 SC Cabriolet. La innovadora capota, compuesta por perfiles de chapa de acero en un 50%, se diseñó de acuerdo con la técnica de bridas de fijación. Gracias a esto, podía garantizarse una protección en caso de colisión y una estabilidad estructural incluso a altas velocidades.

La gama 964 se presentó en el año del modelo 1989. A pesar de su gran parecido con el 911, el diseño de la carrocería de la gama 964 era completamente nuevo. Dos de las características principales: el frontal y la zaga estaban ahora integradas en la forma de la carrocería y el alerón trasero se elevaba automáticamente como en los modelos Carrera 2 y Carrera 4. La lisa cubierta de los bajos es un detalle difícil de reconocer a primera vista pero, sin embargo, es un elemento funcional muy importante. El Turbo equipó la nueva carrocería dos años después.

En el año 1993 se presentó la generación de modelos 993. En comparación con el 911, ofrecido hasta el momento, el frontal y la zaga del nuevo modelo se habían perfeccionado. Algunas de las novedades eran faros más planos y una zaga más ancha y plana. Las ventanillas laterales estaban ahora adheridas a ras a la carrocería. La capota del Cabriolet había sido completamente perfeccionada siendo más plana en el área trasera. El resultado es que el Cabriolet resultaba mucho más deportivo con la capota cerrada. El Targa se estrenó en 1995 en el Salón del Automóvil de Frankfurt IAA. Además, el 911 Turbo obtuvo rectificados finos de la carrocería, por ejemplo, con un frontal y una zaga de nuevo diseño y un diseño de las estriberas que armonizaba aún más con los protuberantes guardabarros. También de nuevo diseño: el alerón trasero fijo.

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