Muchas de las ideas y tecnologías aplicadas, por primera vez, al Porsche 911 tienen su origen en el deporte del motor. Al fin y al cabo, el 911 siempre se ha entregado al principio del rendimiento y el deporte de las carreras automovilísticas ha sido siempre su mejor laboratorio de pruebas. Desde el principio, el Porsche 911 se ha desenvuelto ‘como pez en el agua’ en todos los recorridos y pistas de rally del mundo revelándose como versátil y fiable modelo ganador. El Gran Turismo no ha sido casi nunca el automóvil más potente en la parrilla de salida, pero siempre el más eficiente. Típico de Porsche.
Más de dos tercios de las aproximadamente 30.000 victorias obtenidas por Porsche se deben al 911. Por esta razón, no es de extrañar que la genialidad de F. A. Porsche demostrara un potencial de desarrollo tecnológico inagotable también en el deporte del motor. Ya fuera con motor central o trasero, con o sin turbocompresor, con tracción total o trasera, vestido de clásico 911 o con un look extremadamente aerodinámico de fibras de carbono: el 911 siempre estuvo y estará en las listas de ganadores de las competiciones de carreras y rallys más importantes del mundo.
Uno de los puntos más importantes para Porsche es la cooperación con los equipos de clientes, ya que, la estrategia que persigue desde el principio, dejar que la marca avance como fuerza innovadora para que los clientes aprovechen inmediatamente después el trabajo de desarrollo y la fase de prueba, ha dado siempre muy buenos resultados. En compensación, los éxitos de los clientes contribuyen a ganar numerosos campeonatos importantes.
La historia de éxitos comenzó en 1965: el Porsche 911 2.0 demostró, por primera vez, su calidad en el deporte internacional durante el difícil Rally de Monte Carlo que, debido a las malas condiciones climatológicas, se convirtió en una complicada empresa. Tras haber recorrido 4.600 km bajo grandes masas de nieve, sólo alcanzaron la meta 22 vehículos de los 237 que se encontraban en la parrilla de salida. Los pilotos de Porsche, Peter Falk y Herbert Linge, terminaron el rally con una victoria en su categoría y un magnífico quinto puesto en la puntuación final. Con un depósito de 100 litros, relaciones de transmisión más cortas, un bloqueo de diferencial y un chasis deportivo, el clásico 911 disponía del equipamiento perfecto para participar en el rally. En 1966, cuatro modelos 911 lograron alcanzar los primeros puestos en la clasificación del Gran Turismo. En 1967, Porsche se hizo con la victoria en la competición Targa Florio en la categoría de 2,0 litros con un modelo de la marca, el 911 S. El excelente piloto británico Vic Elford consiguió ganar el Campeonato de Europa de Rally con el modelo 911 S 2.0.
En 1968, Vic Elford alcanzó la primera victoria para Porsche en el Rally de Monte Carlo. Björn Waldegård consiguió repetir la victoria en 1969 y en 1970; el 911 S, que el piloto sueco llevó a la victoria, ofrecía una potencia de 180 CV (132 kW), equipaba un motor de 2,2 litros y sólo pesaba 960 kilos. En 1978, el piloto Jean-Pierre Nicolas, de nacionalidad francesa, adelantó a todos los equipos que participaban en el rally, bajo una intensa tormenta de nieve, a bordo de su Carrera RS de 3,0 litros privado, consiguiendo, por el momento, la última victoria para Porsche clásico en los Alpes Marítimos franceses.
La fiabilidad y rapidez del Porsche 911 se subraya mediante numerosas victorias en diferentes rallys. En 1966, Günther Klass, se alzó con la victoria en los Campeonatos de Europa a bordo de un 911; en 1967 es Sobieslaw Zasada el que, a bordo de un 911 S (y un 912) en el Grupo 1 cercano a la serie, consigue la victoria, mientras que Vic Elford gana el Grupo 3 para GT con motores más potentes. El campeón de Europa de 1968 fue Pauli Toivonen con un 911 T. En aquellos años, el Campeonato de Europa era la competición de rally más importante del mundo. Campeonatos como el Rally de Monte Carlo, el Rally de Austria, el Rally de Suecia o el Rally de San Remo eran conocidos como las competiciones automovilísticas con el mayor desgaste de materiales y las más altas exigencias al piloto y a su bólido del mundo. El Porsche 911 ganó todas las competiciones, algunas de ellas incluso varias veces. En 1970, el equipo de Porsche, con Björn Waldegård a la cabeza, consiguió ganar el Campeonato Internacional de Rally, precursor del Campeonato del Mundo.