El factor de madurez
El deportivo, con el código interno 991, representaba el salto técnico más grande en la historia del 911. Referente de su segmento, desde generaciones, esta generación del 911 subía el listón, una vez más, en el ámbito del rendimiento y la eficiencia. Un chasis completamente nuevo con batallas modificadas, anchos de rodadura más grandes y llantas más poderosas, así como un habitáculo optimizado ergonómicamente, ofrecían una sensación de conducir mucho más deportiva y confortable a la vez. Técnicamente, el 911 estaba completamente bajo el signo de la Porsche Intelligent Performance: consumo todavía más bajo, rendimiento todavía más alto. Esto se logró a través de una reducción de la cilindrada a 3,4 litros en el modelo básico Carrera (a pesar de esto, la potencia aumentó en 5 CV, en comparación con el modelo 997/II) y a una construcción híbrida (acero/aluminio) que resultaba en una reducción notable del peso. Otras de las novedades eran el control dinámico del chasis ‘Porsche Dynamic Chassis Control’ y el cambio manual de siete velocidades. El diseño del 991 también fue un aspecto muy elogiado. Con su silueta plana alargada, sus tensas superficies y sus precisos detalles, el Porsche 911 Carrera era, también en la séptima generación, un modelo inconfundible estableciendo, una vez más, referentes en el ámbito del diseño automovilístico.