Cuando, en 1963, el Porsche 911 fue lanzado al mercado, equipaba una dirección de cremallera muy reconocida en los informes de prueba realizados previamente por su precisión y su comportamiento directo. Al mismo tiempo, esta dirección formaba parte del concepto de seguridad del automóvil: el varillaje estaba compuesto por tres piezas y el mecanismo de dirección se ubicaba en el centro del automóvil. Por esta razón, en caso de una colisión frontal, el volante no se desplazaba directamente hacia el conductor, sino que se deslizaba lejos de éste a través del acodamiento de la biela de guía, de los tubos anticolisión y de los elementos retráctiles. A lo largo del tiempo, Porsche siguió perfeccionando la columna de dirección de seguridad. Las siguientes generaciones equipaban, adicionalmente, un tubo de rejilla como pieza de deformación, el llamado “Jägerzaun” (verja de madera entrecruzada). A partir de 1991, Porsche fue el primer fabricante de automóviles en equipar todos sus modelos con airbags para el conductor y el acompañante de serie.