Los ingenieros de Porsche trabajaron incansablemente para mejorar aún más las prestaciones del 911. Una de las medidas de mejora era una aerodinámica más asequible a través del primer alerón frontal, equipado en 1971, que había sido transferido directamente del deporte de las carreras automovilísticas. El alerón podía adquirirse como modelo 911 S y, más tarde, como modelo 911 E. Su función era la de desviar el aire lateralmente reduciendo así el empuje aerostático del tren delantero. Las ventajas eran una mejor estabilidad direccional y un control más fácil. Un año después se equipó también al 911 T con el alerón frontal. El alerón trasero se introdujo con el 911 Carrera RS 2.7 – éste integraba el conciso “Entenbürzel” (cola de pato) contribuyendo así a que este modelo se convirtiera en un automóvil de culto. El siguiente alerón trasero que mereció el atributo de “memorable” fue el del 911 Turbo. Este alerón plano y de gran tamaño adornó el automóvil y, junto con su cometido funcional, se convirtió en un sinónimo de capacidad de rendimiento y velocidad del Turbo. Breve explicación técnica: los alerones frontales y traseros apoyan la aerodinámica del automóvil y mejoran la estabilidad direccional, las propiedades de frenada y dirección, así como el comportamiento en las curvas y con viento lateral, especialmente a altas velocidades. Los alerones frontales conducen el aire alrededor del automóvil evitando que penetre demasiado aire en los bajos del vehículo, que podría conducir a un empuje vertical innecesario y a una fuerte turbulencia, especialmente si éste no dispone de revestimientos y con ello está desplazado. La función del alerón trasero es la de descargar, a ser posible sin turbulencias, el aire que circula alrededor del automóvil por el lugar adecuado, esto es, por el llamado ‘deflector de aire’. Gracias al diseño del alerón trasero en forma de ala de avión invertida es posible aumentar la presión de contacto en las ruedas traseras con el suelo para generar de este modo una fuerza descensional. La limpia corriente de aire del automóvil y el deflector de aire controlado mejoran la velocidad máxima y reducen el consumo de combustible.