El 911 Turbo de la gama 993, presentado en 1995, equipaba un motor de 3,6 litros con dos pequeños turbosobrealimentadores cuyo rendimiento no difería básicamente del de un motor de aspiración de gran cilindrada. El motor aceleraba fuertemente a partir de 2.000 r.p.m., pero era a partir de 3.500 r.p.m. cuando aceleraba a todo gas dejando a los impresionados pasajeros pegados a sus asientos. Junto con el aumento de potencia a 300 kW (408 CV) y el aumento del par máximo a 540 Nm, los ingenieros de Weissach perseguían también el objetivo de reducir el "agujero del turbo" del motor a un mínimo, hasta ahora desconocido, durante el proceso de aceleración, objetivo que lograron alcanzar equipando el automóvil con dos pequeños turbosobrealimentadores en lugar un solo turbosobrealimentador de mayor tamaño, lo que, sobretodo, repercutió en el bajo momento de inercia de los pequeños rotores. Las dos turbinas controladas con canales de bypass integrados generaban una presión de sobrecarga de 0,8 bar. El impresionante aumento del rendimiento y de las revoluciones del motor se debía a la optimización del cambio de carga, a la alta eficiencia de ambos turbosobrealimentadores y a la regulación de picado que permitía un funcionamiento con un rendimiento óptimo.