La Electrónica Digital del Motor (DME) se estrenó en 1983 con el nuevo motor de aspiración de 3,2 litros de cilindrada. Sus ventajas principales eran una baja tasa de consumo, una combustión limpia y una rendimiento máximo. El sistema trabajaba con una unidad de control común en la que estaban programados todos los estados de funcionamiento del motor. A cada régimen de revoluciones, cada posición del acelerador y cada temperatura les eran asignados la cantidad de inyección adecuada y el punto de encendido exacto. El corte del suministro de gasolina en la fase de propulsión, es decir, el consumo nulo en el modo de retención del motor, y el ajuste electrónico del motor al ralentí durante la conexión adicional de las unidades auxiliares eran complementos prácticos de la electrónica del motor. La regulación de picado garantizaba condiciones de funcionamiento “sanas” del motor. La “DME” puede combinarse con diferentes sistemas de inyección en función del motor que equipe el automóvil.